jueves, 26 de abril de 2012

Colectivo Maquinario / Daiana Henderson









Pienso en lo que pensé el otro día en la ducha
sobre las necesarias conversaciones del clima,

pocas de las cosas que sabemos tener en común

y pocas de las cosas sobre las que

no suele haber motivo de disputa.

A lo sumo: “parece que va a llover” y

“hoy no, va a pasar de largo”.

Y listo.

Por cordialidad respondo y por cordialidad

aceptaré que al final del viaje me cobre

un poco más porque no tiene cambio.

Cordialidad.

Unas cinco o seis cuadras antes de casa

suena un tema de Fito.

Pienso, por influencia de tantos a quienes

(a diferencia de a Agu o a Sofi)

no puedo ir a echarles la culpa

de hacerme ver en poesía,

lo redundante que es una canción de Fito:

yendo en taxi, de noche, pasando por el bulevar.

Lo mismo que la pelea entre el leproso y la canalla,

en la puerta de la terminal,

justo en la entrada.

Es demasiado!

Pienso en esto y en lo bueno de tener la libertad

de redundar en los espacios

donde nadie nos juzga ni gramatical,

ni conceptual, ni retóricamente.


(...)